viernes, 21 de marzo de 2025

Nombre del proyecto

Hasta el año 2024, el proyecto ambiental del Colegio Venecia IED se identificó con el nombre "Formémonos para conservar el entorno y mejorar la calidad de vida en nuestro Colegio Venecia", enfocado en la gestión de residuos sólidos. Este enfoque respondía a la necesidad de fomentar una cultura de separación y reciclaje dentro de la institución educativa, concienciando a la comunidad sobre la importancia de la reducción, reutilización y correcta disposición de los desechos.

Este modelo de trabajo se basaba en la idea tradicional de los Proyectos Ambientales Escolares (PRAE), que históricamente han priorizado la gestión de residuos como una de sus líneas de acción principales. El manejo adecuado de los residuos no solo contribuía a la limpieza y el orden en la institución, sino que también permitía a los estudiantes desarrollar una comprensión crítica sobre el impacto ambiental de los desechos, la economía circular y la importancia de reducir la huella ecológica. A lo largo de los años, se implementaron diversas estrategias como la separación en la fuente, la creación de estaciones de reciclaje y la realización de campañas de sensibilización. Por ejemplo, los estudiantes participaban en jornadas de recolección de material reciclable y en la producción de eco-ladrillos, integrando estos conocimientos en proyectos transversales con otras áreas del currículo.

Sin embargo, con la llegada de la pandemia de COVID-19 durante los años 2019 y 2020, el proyecto sufrió un giro significativo. Al no estar presentes en las instalaciones del colegio,mse consideró necesario reformular el enfoque del PRAE, adaptándolo a las nuevas circunstancias y necesidades de la comunidad educativa.

Fue así como el proyecto se reorientó en ese momento hacia el reconocimiento y valoración de la biodiversidad local, con especial énfasis en el ecosistema de humedales de la ciudad y, en particular, en el sistema de humedales del Tunjo. Esta transición se fundamentó en la necesidad de fortalecer el vínculo de los estudiantes con su entorno natural, promoviendo el conocimiento de la flora y fauna local como una estrategia clave para la educación ambiental.

A través de este nuevo enfoque, se buscó empoderar a los miembros de la comunidad educativa, fomentando la apropiación de su entorno natural y promoviendo acciones de conservación. Durante el periodo de confinamiento, se implementó un trabajo de historia natural basado en el uso del dibujo científico como herramienta para el reconocimiento de aves y otras especies locales. Para ello, se utilizaron plataformas como YouTube y redes sociales, donde se compartieron tutoriales y sesiones guiadas que permitieron a los estudiantes observar, documentar e ilustrar la biodiversidad desde sus hogares. Esta estrategia no solo fortaleció sus habilidades de observación y expresión artística, sino que también incentivó el interés por la fauna urbana y la importancia de su conservación. 

Al retornar a la presencialidad, este enfoque se mantuvo debido a las múltiples ventajas que ofrecía en términos educativos y operativos. Pero además, se hizo necesario retomar el manejo de residuos sólidos, esta vez incursionando en los mecanismos de acción frente al cambio climático y consumo responsable, por ello, se aborda no solo la separación específica de materiales inorgánicos como el plástico para facilitar su recolección por la Asociación de recicladores de Bogotá asignada al colegio, sino también, se inició con el proceso de aprovechamiento de residuos orgánicos, específicamente cáscaras de frutas y verduras que se originan en el comedor escolar. Esto con el propósito de realizar el proceso de compostaje que permite abonar la huerta escolar que surgió como semillero desde un proyecto de aula, hasta abonar el suelo de los jardínes, para reverdecer los mismos y los pasillos institucionales, que luego de la pandemia tenían un panorama desolador. 

Por lo tanto, estos núcleos articuladores del PRAE en consumo responsable, Manejo y minimización de residuos sólidos y Biodiversidad, permiten abordar una amplia gama de temáticas ambientales con mayor flexibilidad, adaptándose a los intereses y realidades del estudiantado. Además, el enfoque permite articularse con diversas disciplinas, enriqueciendo el aprendizaje a través de proyectos interdisciplinares que involucran áreas como biología, ciencias sociales, educación artística y literatura. Se han desarrollado talleres sobre la importancia de los servicios ecosistémicos que prestan los humedales, como la regulación del clima, la depuración del agua y el mantenimiento de la biodiversidad.

Debido a los beneficios y el impacto positivo de este nuevo enfoque, en 2025, durante la revisión general del documento operativo del PRAE, se tomó la decisión de modificar su denominación, adoptando el nombre "ECO-VENECIA TUNJUELITO:Conciencia, Acción y Naturaleza, camino a un futuro ambiental sostenible". Esta nueva identidad refleja el compromiso del proyecto con una educación ambiental más integral, que fomente una visión holística sobre la relación entre los seres humanos y su entorno.

El cambio de nombre también responde a la necesidad de proyectar el PRAE hacia el futuro, alineándolo con los objetivos globales de sostenibilidad y adaptación al cambio climático. En este sentido, el proyecto busca consolidarse como un espacio de aprendizaje continuo donde los estudiantes, docentes y demás miembros de la comunidad educativa puedan explorar y desarrollar soluciones innovadoras para los desafíos ambientales actuales y futuros.

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